EL CAMINO DE LA VIDA

Todos corremos a una misma velocidad, aunque no todos llegaremos a un mismo término, a pesar de que el término que Dios quiso para todos es el mismo; pero no lo pueden conseguir sino aquellos que, viviendo de lo sobrenatural mediante la vida de la gracia y bajo el ímpetu del Espíritu Santo, tienen alas, y alas de águilas reales, que les hacen capaces de franquear el insondable Abismo que existe entre la Vida y la muerte, entre la tierra y el Cielo.

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