Hoy te beso, como esposa enamorada, temblorosa y adorante, en el pasar de los siglos en todas esas partículas que al suelo se hayan caído; para decirte, en amores, las ternuras que de mi alma han surgido, al descubrir el misterio que a mi espíritu ha afligido en amores, para amarte con este nuevo matiz de mi corazón herido…
La entrada PARTÍCULAS PEQUEÑAS se publicó primero en La Obra de la Iglesia.