Santos: Dámaso I, papa; Eutiquio, Victorico, Fusciano, Trasón, Ponciano, Pretextato, Genaciano, Segundo, Zósimo, Pablo, Ciriaco, Genciano, mártires; Bársabas, presbítero y mártir; Sabino, Benjamín, Paulo, Fidel, Masona, obispos; Daniel estilita, monje; Martín de San Nicolás y Melchor de San Agustín, beatos, mártires de Japón.
Joven mercader oriental que, en su visita a Mérida, conoció circunstancialmente a su tío carnal Paulo.
Se consagra a Dios recibiendo la tonsura, diaconado y presbiterado, hasta llegar a la plenitud del sacerdocio. Tal dignidad nunca fue obstáculo para asistir y servir al anciano antecesor. Fue educado a la sombra del Altísimo llegando en pocos años a dominar las disciplinas eclesiásticas y sagradas letras.
Hombre de gran santidad, caridad, paciencia y humildad para todos, especialmente para todo el clero.
Aunque fue un varón espiritual y cultual, fue perseguido persistentemente por sus enemigos.