SE HA DORMIDO LA SEÑORA EN ASUNCIÓN TRIUNFANTE Y GLORIOSA A LA ETERNIDAD

¡Silencio…! ¡Silencio…!

¡Silencio…!, que la Señora siente que toda su alma se enciende suave y pacíficamente en el calor sabroso, misterioso e infinitamente inalterable del beso divino de la Inmutabilidad por esencia en un acto trinitario…

¡Silencio…!, que la Señora siente que toda su alma se enciende suave y pacíficamente en el calor sabroso, misterioso e infinitamente inalterable del beso divino de la Inmutabilidad por esencia en un acto trinitario…

Y sin casi apercibirlo…, sin darse cuenta…, sin notar nada…, la Señora se encuentra, en un abrir y cerrar de ojos deleitable…, suave y silencioso…, ante aquel Dios que Ella contemplara y poseyera durante toda su vida; pero ahora, realizado el grado de divinización determinado por el mismo Dios, es arrebatada e introducida en la cámara nupcial, para tener en la Patria lo mismo que tenía en el destierro, pero en posesión plena, gozosa y absoluta de Eternidad.

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